Estamos a poco más de una quincena de que entremos en el mes de noviembre y con él las celebraciones muy mexicanas del Día de Muertos. En todo nuestro país se llevan a cabo diversas maneras de celebrar los día 1 y 2 de noviembre pero, sin duda alguna, una de las más representativas es la del montaje del tradicional Altar de Muertos que, a manera de ofrenda a nuestros seres queridos, se coloca en un destacado lugar de nuestra casa, lugar de trabajo o área comunal para decorarlo de una manera muy vistosa con todos aquellos elementos que nos hacen recordar a nuestros difuntos.
El Instituto de los Mexicanos en el Exterior ha lanzado el Reto 2021 de Altares de Muertos, dirigido a todas las personas mexicanas que viven en el exterior para que monten el mejor altar de muertos en el mundo y que lo puedan exhibir en su página web. Los requistos son muy sencillos: 1) vivir fuera de México, 2) que por lo menos uno de los participantes debe contar con un documento que acredite la nacionalidad mexicana y 3) sin límite de edad. Las bases generales del concurso se encuentran en este enlace: https://www.gob.mx/ime/articulos/reto-de-altares-ime
Nosotros sabemos que a lo largo y ancho de la geografía española, encontramos a muchas comunidades de mexicanos que al llegar a estas fechas montan altares de muerto para mantener las tradiciones de nuestro país.El altar de muertos es un elemento fundamental en el conjunto de tradiciones mexicanas del Día de Muertos, que consiste en instalar altares domésticos en honor de los muertos de la familia donde se ofrece como ofrenda alimentos, velas, flores y objetos de uso cotidiano del difunto.
El altar de muertos es una construcción simbólica resultado del sincretismo de las ideologías prehispánicas, la cosmovisión endémica de las culturas mesoamericanas y las creencias religiosas europeas de carácter abrahámico traídas por los conquistadores y misioneros españoles encomendados a la colonización y conversión de los pueblos nativos del actual territorio mexicano. Las creencias mesoamericanas sincréticas, para rendir tributo a los antepasados familiares, a los difuntos cercanos o a personajes importantes.
Estos altares, producto del sincretismo religioso, guardan todavía una enorme similitud en elementos simbólicos y estéticos con los tlamanalli (del náhuatl - tlamana: ofrecer, -lli sufijo, "La Ofrenda"), elaborados por los grupos que aún guardan la tradición de los pueblos originarios.
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