Hace poco más de un mes, mientras me encontraba en la Ciudad de México para llevar a cabo algunos asuntos personales, me puse en contacto con
Milagros Revenga, la esposa de nuestro querido amigo y finado Alejandro Aura, quien por esos días se encontraba también allá haciendo promoción de los libros "Cuentos y ultramarinos" y "El aura de Alejandro".
El encuentro no pudo ser más feliz, porque al hecho de volvernos a ver después de varios meses de lejanía (la última vez que nos habíamos visto fue en Madrid cuando la acompañé a depositar parte de las cenizas de Alejandro a los pies del Ahuehuete centenario que hay en el Parque del Retiro) se le sumó la oportunidad de poder ir juntos a disfrutar del concierto de
Eugenia León en la sala Netzahualcóyotl.
Finalmente al concierto acudimos Milagros,
María Cortina (periodista, escritora, bloguera, etc.) y yo, convirtiéndose en una noche mágica en la que la voz y el arte de Eugenia nos atrapó desde la primera canción Además de que nos presentó muchas canciones de su más reciente producción discográfica titulada simplemente "Cine" también nos regaló con una que otra de las joyas clásicas que la identifican como una de las voces más cálidas, sinceras y subyugantes con las que cuenta actualmente el panorama musical mexicano.
(Hacer click en la foto para agrandarla)
Después del concierto nos fuimos a uno de los restaurantes que hay en el Jardín Centenario de Coyoacán para comer algo y tomarnos unos mezcales (yo opté por mi Herradura Reposado que me entra mucho mejor que cualquier mezcal) y al poco rato se nos unieron en la sobremesa la actriz María Aura (hija de Alejandro y Carmen Boullosa) y el escritor Eduardo Vázquez Martín, actualmente Director del Museo de Historia Natural y de Cultura Ambiental del Gobierno del Distrito Federal.
Hoy, a un mes de distancia, recuerdo con emoción esa noche puesto que de manera directa la presencia de Alejandro Aura, uno de los primeros impulsores de www.mexicanosenespana.com se hizo presente junto con ese grupo de personas que lo seguimos recordando con cariño y nostalgia. ¡Salud Alejandro! donde quiera que estés, nosotros los que te quedamos aquí en la tierra seguimos invocando tu nombre al cobijo de unos tragos que seguramente tú, compartirás gustoso con nosotros.