Durante su estancia en Madrid en junio de 1920, fue nombrado segundo secretario de la representación diplomática de México en España y más tarde, de 1922 a 1924, encargado de negocios en España. Sin embargo es en esta época de estancia española, la que "...será la de su mejor período de creación y en la que se convertirá, al mismo tiempo, en gran escritor y maestro de la investigación literaria."
Aquí en España trabó amistad con muchos miembros de la élite cultural de éste país como Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958), José Ortega y Gasset (1883 – 1955) y Ramón Gómez de la Serna (1888 – 1963). En la página dedicada a Alfonso Reyes en Wikipedia puede leerse, entre muchas cosas, éste párrafo que habla de su experiencia vital en España:
Varios de sus amigos lo instaron a naturalizarse español, pues así podría desempeñar un puesto en el gobierno, pero Reyes no siguió el consejo. Alguna vez se le presentó una oferta para la enseñanza, pero la rechazó. Se interesó en la estética de Benedetto Croce. Publicó numerosos ensayos sobre la poesía del Siglo de Oro español, entre los que destacan: Barroco y Góngora; además, fue uno de los primeros escritores en estudiar a sor Juana Inés de la Cruz. En España, organizó una ceremonia para honrar la memoria del poeta simbolista Stéphane Mallarmé. De 1917 son Cartones de Madrid, su breve y magistral obra, Visión de Anáhuac, El suicida, y de 1921, El cazador. Fue colaborador de la Revista de Filología Española, de la Revista de Occidente y de la Revue Hispanique. Son notables sus trabajos sobre literatura española, sobre literatura clásica antigua y sobre estética, entre los que destacan, de esa época, Cuestiones estéticas (1911).Hoy a 55 años de su desaparición nos acordamos de este gran hombre que en una parte de su vida se convirtió en un mexicano en España y dejó importantes huellas de su paso por esta tierra.
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