lunes, agosto 20, 2018

El mole mexicano es uno de los muchos platillos que más extraño estando en España

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Cuando uno se encuentra lejos del país que lo vió nacer y en donde ha pasado muchos años de su vida, se extrañan cosas que dejó en su tierra —familia, amigos, comida, etc.— los cuales muchas veces no son fáciles de subsanar o superar. Por ejemplo, en el tema de la comida hay que reconocer que, conforme pasa el tiempo, en España se encuntran cada vez más ingredientes con los que se pueden reproducir muchos de los clásicos platillos mexicanos y eso está muy bien para quitarse el antojo.

Para hablar de uno ellos: esa salsa hecha con diversos ingredientes y que dependiendo de ellos lleva un nombre, debido básicamente a su color: nos referinos al Mole. Esta salsa que sirve para acompañar carnes como pollo, cerdo, pavo, etc. y que combina muchos ingredientes tanto autóctonos mexicanos como otros llevados de España en la conquista. Personalmente me gustan todos, o casi todos, pero debo de reconocer que el que más me gusta es el Mole Poblano por el sabor tan especial que lo caracteriza.


En el portal web Mexico.mx hace algún tiempo apareció un artículo titulado Mole: origen y tipos de una fantasía de sabores en el que podemos leer, entre otras cosas, el siguiente texto:
El mole es la evolución de un platillo que se ha enriquecido a lo largo de los siglos, con muchas vertientes.
Los mexicas hacían una salsa espesa con chiles, pepitas, cacahuates y tomates que llamaban mulli, que quiere decir salsa. Con ella bañaban carnes de venado, armadillo, rana y guajolote.
Durante la época colonial, los conventos enriquecieron el platillo con productos que venían de Europa y Asia: pimienta negra, nuez moscada, anís, canela o jengibre.
Un buen plato de mole con pollo, junto con un rico arroz y unos frijoles refritos de acompañamiento es un banquete que afortunadamente podemos reproducir muchos de los mexicanos que vivimos en España.


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