Pues bien, el pasado 27 de octubre tuvo lugar en Madrid la entrega del Premio Internacional García-Diego de Historia de la Técnica, que está dotado con 12.000 euros y que concede la Fundación Juanelo Turriano con carácter bienal. En el acto, celebrado en el Instituto de la Ingeniería de España, intervinieron D. Victoriano Muñoz Cava, Presidente de la Fundación Juanelo Turriano, D. José María Aguirre González, quien presidió el Jurado del Premio, D. Juan Luis Delgado Macías y D. José Carlos del Álamo, Presidente-Decano del Colegio y Asociación de Ingenieros de Montes.
Tenemos la oportunidad de ver no sólo una imagen del acto correspondiente sino además el texto completo del discurso que Juan Luis Delgado Macías pronunció en dicha ceremonia y del cual compartimos con ustedes un interesante fragmento:
Desde mis primeros años en la Universidad Autónoma de Aguascalientes he considerado junto a varios compañeros que el trabajo del historiador requería someterse a los rigores de la luz pública tanto para ser compartido como para ser criticado. En ese sentido creo que con esta sobresaliente distinción, mi trabajo empieza un recorrido por sí mismo concediendo al público interesado la posibilidad de conocer la información contenida y también la posibilidad de criticarlo. Como autor espero que ambas situaciones se den a borbotones. Esta circunstancia, no obstante, era impensable al iniciar esta investigación; en aquél momento lo que yo buscaba era cumplir dos metas: la primera era aprobar el Máster en Historia Contemporánea en el que estaba matriculado en la Universidad Autónoma de Madrid, y la segunda era cimentar las bases de mi futura tesis doctoral empezando por digerir y cohesionar en un discurso lógico la información tecnológica consultada sobre la primera transformación industrial de la resina en España. Por mi parte di por cumplidos ambos objetivos y en ningún momento imaginé que un año después estaría reunido con ustedes celebrando un galardón tan importante como éste. Esto ha sido para mí una recompensa tan inesperada como gratificante que especialmente me anima a continuar con la labor.
Ahora bien, seguramente muchos de ustedes se preguntarán por qué llegué a investigar un tema tan específico como éste. La respuesta es sencilla: por inercia. Si bien mis intenciones académicas apuntaban desde hacía varios años la intención de investigar el papel que los bosques en su sentido más amplio habían jugado en la historia no terminaba de focalizar un punto de mira concreto del cual partir para emprender el estudio de esa relación a través del tiempo, pues las perspectivas desde las cuales abordar al bosque son muchas y muy variadas. Mi tesina de Licenciatura abarcó todas estas posibilidades concentradas en la Sierra Fría, la mayor zona boscosa conservada del estado de Aguascalientes. Al llegar a España tuve la grata sorpresa de encontrarme con una historiografía forestal bastante nutrida. Mi pasión por el siglo XIX llevó a concentrarme en la dedicada a esta centuria, la cual estaba ocupada en estudiar el papel del Estado español y de los ingenieros de montes en la administración y gestión de los recursos forestales, y también, pero en menor medida, en el desarrollo de algunas industrias forestales como la madera, el corcho, la pasta celulosa o la resina. Este fue mi primer acercamiento al mundo de la resina sin embargo no fue el definitivo. Al comenzar a colaborar en el proyecto de digitalización de los fondos del Archivo Histórico de Patentes y Marcas tuve por vez primera contacto con documentos sobre propiedad industrial, entre ellos las patentes. Ellas fueron las que me empezaron a suscitar el interés por investigar la historia de la tecnología forestal. En un principio comencé a recolectar las referentes a madera, corcho y resina, pero la cantidad de información era tan compleja y voluminosa que hacía imposible realizar una investigación medianamente seria para obtener el título de Máster. Fue entonces cuando empezó a surgir la idea de concentrarme en un solo recurso forestal: la resina.
Reiteramos nuestras felicitaciones a Juan Luis Delgado Macías por ese premio tan destacado con el que comprobamos una vez más la importante presencia que tienen los mexicanos en España.
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