viernes, noviembre 26, 2010

El árbol más viejo de Madrid es mexicano

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Desde hace varios días me he topado con algunos artículos en la prensa virtual que hablan acerca del famoso ahuehuete que se encuentra ubicado en el madrileño Parque del Retiro.

Este árbol milenario, que cuenta con más de 400 años de vida, se dice fué plantado: "... en 1632, cuando el rey Felipe IV comenzó la construcción del Palacio del Buen Retiro, pero se cree que el ahuehuete (cuyo nombre significa árbol viejo de agua en náhuatl) llegó mucho antes a España, justo después de la caída de Tenochtitlán, la mítica capital azteca derrotada por Cortés."

Ciertamente es uno de los ejemplares más espectaculares del parque, no sólo porque sus dimensiones (30 metros de altura y seis metros de diámetro) dan fe de ello, sino porque además su peculiar perfil y su privilegiado enclave lo convierten inmediatamente en el centro de las miradas de muchos de los paseantes de tan exquisito lugar.


Pero ese árbol tiene muchas historias peculiares que quizás poca gente conozca; entre ellas, por ejemplo, la del vínculo que une al ahuehuete con el escritor mexicano Alejandro Aura.

A Alejandro le gustaba mucho ese árbol; tanto, que le dedicó un poema. En sus paseos por las calles madrileñas a veces recalaba en el Parque del Retiro para visitarlo y, si el tiempo lo permitía, sentarse un momento debajo de su fronda.

El día 20 de mayo del 2009, un momento antes de que comenzara en Casa de América el evento en homenaje a la memoria de Alejandro, nos acercamos hasta el ahuehuete milenario un grupo pequeño de amigos (no más de diez) acompañando a Milagros, su viuda, para depositar a los pies del árbol, una parte de las cenizas de Alejandro que luego fueron regadas con un vaso del mezcal que tanto le gustaba y disfrutaba.


Después, todos nos bebimos un vaso de mezcal para brindar por nuestro amigo y para desearle lo mejor en ese viaje que hacía muy poco acababa de iniciar.

En estos días, esos artículos me han hecho recordar a Alejandro y rememorar los pocos pero muy buenos momentos que compartimos desde que leí por primera vez un poema suyo y, muchos años más tarde, cuando me topé con él en el Instituto de México en España presentándole el proyecto de nuestro portal web.

Hoy tengo ganas de tomarme un mezcalito en tu honor Alejandro...

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