Agradablemente sorprendido....

Durante el tiempo que estuve muy ocupado con el montaje y posterior cuidado del Altar de Muertos en Málaga, tuvieron lugar varias noticias que hubiera querido comentar inmediatamente pero la falta de tiempo me lo impidió y he tenido que posponer su mención hasta que he recobrado más o menos la normalidad cotidiana.

Una de ellas, seguramente la más importante, fue la catástrofe natural que afectó al estado mexicano de Tabasco y de la que, aún hoy, no se recupera totalmente. Las inundaciones afectaron a tal grado el territorio estatal que se ha llegado a decir que Tabasco se encontraba bajo el agua en un 70 % de su superficie. Esto ha ocasionado una gran cantidad de damnificados y pérdidas millonarias, no sólo en la agricultura y ganadería tabasqueñas, sino en las modestas pertenencias de las decenas de miles de afectados por el desbordamiento de presas, diques y ríos a consecuencia de las lluvias ingentes que han asolado al estado sureño.


Ante esta tragedia el gobierno mexicano se ha movilizado rápidamente atendiendo al pueblo tabasqueño y el presidente Felipe Calderón ha estado hasta en tres ocasiones en la zona para coordinar los trabajos de ayuda y asistir en directo a las labores de reconstrucción y salvamento. Incluso ha cancelado su participación en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Santiago de Chile por considerar su deber moral quedarse en México y no descuidar la ayuda a Tabasco.
En España, y en una acción sin precedentes en los años en los que llevo viviendo aquí, la Embajada, por conducto del Embajador Jorge Zermeño, ha mantenido informada a la Colonia de residentes mexicanos a través de comunicados de prensa que se han distribuido entre las diversas asociaciones para informarles puntualmente de las acciones que no sólo la representación consular de nuestro país está haciendo sino en general de lo que España y los españoles están haciendo para paliar el sufrimiento y las carencias de nuestros hermanos tabasqueños. Ese hecho me ha sorprendido agradablemente, porque los mexicanos en España no estábamos acostumbrados a que la Embajada nos informara.
Desde aquí quiero hacer patente nuestro agradecimiento a este país y a sus habitantes por las muestras de apoyo que nos están brindando en estos días para paliar la catástrofe no sólo en Tabasco sino incluso ahora recientemente en Chiapas.
Por otro lado, si estos son los signos de lo que serán los nuevos aires que se respiren en la Embajada mexicana, me comienzo a congratular del cambio.