El texto del editorial es el siguiente:
La violencia no es un hecho extraño a la sociedad mexicana. La historia de este gran país está jalonada de hechos de fuerza, tanto en el plano político como en el social. Sin embargo, nos equivocaríamos si consideráramos que el resurgir que caracteriza los últimos años es sólo el rebrote de un fenómeno local. Tristemente es algo mucho más grave. La economía latinoamericana padece un cáncer que provoca graves efectos en la vida política: el narcotráfico. Una inversión barata puede generar grandes beneficios si se sortea la ley, lo que permite comprar voluntades. Colombia ha sido durante años el teatro central de la lucha entre las instituciones democráticas y la alianza de guerrillas comunistas y narcotraficantes. La fortaleza de sus instituciones democráticas y la extraordinaria figura del presidente Uribe permitieron contener la amenaza, pero a costa de que la industria mudara sus cuarteles. México, las repúblicas centroamericanas, Venezuela y Brasil son los nuevos asentamientos.Lo transcribo literalmente para que los lectores del blog puedan analizar el contenido del artículo.
Tenemos que asumir que México se encuentra ante una amenaza muy seria que va a poner en peligro la seguridad de los ciudadanos y la estabilidad del régimen. La solución no pasa por negar la gravedad de la situación ni por tratar de pactar con los cárteles para evitar así la violencia. El narcotráfico y la corrupción son incompatibles con la democracia.
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