La pintora Sofonisba Anguissola (1532-1625), dama de la Corte de Felipe II, vivió en España más de una década. Nació en Cremona (Italia) y despertó el entusiasmo de artistas e intelectuales, incluso el de Miguel Ángel. Van Dyck, que la pintó ya anciana, incorporó uno de sus lienzos a su colección particular. No fue la única mujer de su época que sobresalió en las artes, corrían vientos favorables para las creadoras. A su muerte, los tiempos cambiaron de signo: las mujeres artistas dejaron de ser vistas con buenos ojos, y Sofonisba Anguissola, que no había firmado la mayor parte de sus obras por su condición de noble, cayó en el olvido: el cuadro que estuvo en manos de Van Dyck fue atribuido a Tiziano; otro de sus lienzos se le adjudicó a Zurbarán; varios, a Sánchez Coello; y un dibujo incluso a Leonardo. No fue hasta el siglo XX cuando comenzó a recuperarse la autoría de sus obras.
Así puede explicarse que en Madrid haya tan pocas pinturas de Sofonisba (un retrato de Felipe II en el Museo del Prado, que no está actualmente en exhibición, y el de una dama joven en el museo Lázaro Galdiano).
Estos días, Sofonisba Anguissola vuelve a la actualidad. El Museo del Prado incluye en su exposición Retrato del Renacimiento una obra de Sofonisba traída de Lancut. Se autorretrata en ella como una pintora dibujando a la Virgen con el niño. En la misma muestra se exhibe, además, un retrato de Isabel de Valois de la colección de El Prado, cuya atribución a Sofonisba se discute.
La novela de Carmen Boullosa "La Virgen y el Violín" se adentra en la historia de tan peculiar dama y ofrece la solución a un enigma en torno a un medallón que aparece en uno de sus autorretratos.
Con tal historia a sus espaldas y con ese buen oficio de saberlas contar, Carmen Boullosa presenta el próximo martes 1 de julio a las 12:00 del mediodía, en las inmejorables instalaciones del Museo Lázaro Galdiano, su más reciente novela editada en España por Siruela, donde seguramente compartirá con los asistentes los resortes que la impulsaron a escribir sobre tan peculiar personaje histórico.
Ella misma nos adelanta:
Quise contar la vida de la artista renacentista Sofonisba Anguissola, según pude verla e imaginarla en sus pinturas, porque me planteaba varios asuntos “de mujeres”. Por una parte, me movía tanto que no se hubiera casado joven por no haber tenido dote -y que se autorretrata como una virgen y llamándose a sí misma con esa palabra- como que enviudara en Sicilia del marido que le escogiera el Rey y que se casara por amor con un hombre mucho menor que ella cuando ya frisaba los cincuenta.
Definitivamente una historia que merece ser contada y mucho más ser leída.
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