En el acto, los directivos del FCE no sólo entregaron para su custodia una primera edición del "Pedro Páramo" sino que además "...el legado, incluye ‘El llano en llamas’ (1981), también de Rulfo; ‘Irás y no volverás’ (1973), de José Emilio Pacheco; ‘Diario de una resurrección’ (1979), de Luis Rosales; ‘Gringo Viejo (1985)’, de Carlos Fuentes; ‘Sueños de la constancia’ (1988), de Ida Vitale y el ‘Catálogo histórico 1934-2009 del Fondo de Cultura Económica (2009)’, según informó el Instituto Cervantes en una nota de prensa."
En el portal de la Enciclopedia de la literatura en México encontramos estos apuntes biográficos del escritor jalisciense y los presentamos aquí, por si alguno de ustedes no ubica a la perfección la historia y personalidad del autor sobre el que estamos escribiendo éste texto ahora:
Poco a poco se van llenando las cajas de seguridad que custodia el Instituto Cervantes y nos da mucho gusto que la presencia mexicana en ellas siga creciendo, con autores de la talla de un Juan Rulfo.Juan Rulfo nació el 16 de mayo de 1917 en Jalisco. Registrado en Sayula, vivió parte de su infancia en la población de San Gabriel. Como escritor, Rulfo se apropió de las experiencias que desgarran el precario orden familiar: la guerra, el despojo, la orfandad; y de su región de origen, cuyo entorno inmediato fue el de las haciendas y el campo destruidos por la violencia de la Revolución y la Cristiada. Sin embargo, la verdadera vida de Juan Rulfo está en su obra: el autor fue esencialmente un orfebre que permitió a la literatura remontarse a dimensiones inéditas para su época.
Novelista, cuentista, fotógrafo y editor, a Rulfo se le reconoce, sobre todo, por su volumen de cuentos El llano en llamas (1953) y su primera novela Pedro Páramo (1955). A partir de la aparición de estos títulos mantuvo un contacto frecuente con el cine; su segunda novela, El gallo de oro (1958), el cortometraje El despojo (1959) y su participación en el filme La fórmula secreta (1964) son producto de ello. Durante las dos últimas décadas de su vida, se encargó de editar en el Instituto Nacional Indigenista una de las colecciones de antropología contemporánea más importantes de México. En todas estas variadas manifestaciones puede comprobarse que el pensamiento y las actividades de Rulfo se movieron al centro de poderosos polos: la ficción y la historia, la tradición literaria escrita y las riquísimas vertientes orales, la imagen verbal y la imagen fotográfica, la vanguardia estética y la innovadora superación de esa misma vanguardia, la cultura cristiana y la sólida pervivencia de culturas indígenas en México y en América, la modernidad laica y la vitalidad de concepciones del mundo distintas, pero de ningún modo inferiores, la antropología y la realidad presente, la geografía rural y la vertiginosa mutación del paisaje urbano; pares de conceptos que para el autor fueron retos y estímulos, unas veces en franco contraste y otras en armonía.
Juan Rulfo falleció en la Ciudad de México el 7 de enero de 1986. Desde entonces, sigue siendo uno de los escritores mexicanos más leídos en su país y el extranjero; sus títulos han sido traducidos a decenas de idiomas y su obra –literaria y fotográfica– sigue siendo motivo de innumerables estudios, homenajes y reapropiaciones.
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