Por eso me ha sorprendido positivamente la noticia en la que se anuncia que la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón y la ciudad mexiquense de Naucalpan de Juárez han signado el día de antier el acuerdo definitivo de hermanamiento entre ambas.
En un acto celebrado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento madrileño y con la presencia del alcalde de Pozuelo de Alarcón, Jesús Sepúlveda, y el alcalde de Naucalpan de Juárez, José Luis Durán Reveles, se firmó dicho acuerdo contando con la presencia del Embajador de México en España Jorge Zermeño Infante quien actuó como testigo de honor.
Es el propio Sepúlveda quien ha explicado a los medios cuáles fueron los criterios para elegir al municipio mexiquense como la sexta ciudad hermanada con Pozuelo de Alarcón:
"...estos criterios han estado basados en una afinidad casi total puesto que ambos municipios comparten un mismo acervo cultural, el mismo entronque histórico, una lengua común, una idéntica situación geográfica respecto a las respectivas capitales de Estado, una economía desahogada y básicamente de carácter terciario, si bien Naucalpan disfruta de un próspero sector industrial y manufacturero que Pozuelo ha ido perdiendo progresivamente. Destacable es también la preocupación, en ambas ciudades, por los temas medioambientales y por la calidad de vida y seguridad de sus respectivas ciudadanías..."
Sin embargo a mí me queda siempre la duda después de presenciar este tipo de actos políticos si es que de verdad sirven para algo, si realmente traen como consecuencia algún tipo de bienestar para los habitantes de ambas poblaciones o, simple y sencillamente, es una acto protocolario que beneficia únicamente a la casta política que los promueve y, de paso, les permite hacer turismo. Veremos a ver...
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