Este fin de semana estuve en Granada y, entre otras cosas, me topé con esta pintada en la pared en una céntrica calle.
Me llamó poderosamente la atención el texto que leí en ella porque, inmediatamente, lo asocié con el grave problema de colocación laboral que afecta, no sólo a los extranjeros que quieren venir a España a mejorar su nivel de vida, sino sobretodo a los propios españoles que tienen que luchar contra un sistema que les dificulta encontrar un trabajo digno y sin precariedades.
Y es que esa visión edénica o paradisiaca de la Europa primermundista que se aprecia desde muchas partes del mundo (México entre ellas) está lejos de la realidad que se vive todos los días.
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