Es imposible negar los múltiples y muy importantes nexos que hay entre Asturias y México forjados a lo largo de muchísimos años de viajes, de idas y venidas entre América y Europa y que han logrado una impronta muy valiosa que puede reconocerse en ambos lados del Atlántico.
A lo largo de unos cuantos textos que tengo previsto ir compartiendo con ustedes, intentaré ofrecer mis sensaciones sobre la huella mexicana que puede rastrearse en tierras asturianas y con las cuales espero ofrecer una visión general de mi viaje veraniego de este año.
La ciudad costera de Llanes de poco más de 15,000 habitantes en la actualidad y muy cerca del límite con la Comunidad autonómica de Cantabria sufrió, a principios del siglo XX, de una fuerte despoblación a causa de la emigración hacia América, particularmente hacia México en donde consolidó una colonia de llaniscos muy importante.
Visitando el caso histórico de esta ciudad, tuve la oportunidad de conocer la Basílica de Santa María del Concejo que cuenta en sus paredes con una pintura de la Virgen de Guadalupe del pintor Manuel de Aspiroz y que fue coronada en dicho lugar el 4 de julio de 1950 por el Arzobispo de México Luis María Martínez. La imagen cuenta con un magnífico marco que es copia del original y que se logró por suscripción popular de la Unión Llanisca de México.
Luego me he enterado que dos años después, los recogidos en el Asilo Faustino Sobrino de la villa asturiana, enviaron a la colonia de llaniscos en México una imagen de la Virgen de Guía, patrona no sólo de los marineros y de los emigrantes sino además de Llanes, y que fue colocada en la Capilla de la Inmaculada Concepción del Centro Asturiano en México.
Son varias las imágenes que de la Virgen de Guadalupe hay a lo largo y ancho de la geografía española y cada vez que me topo con una de ellas me entra una intensa emoción que me evoca el fervor que los mexicanos tienen por su virgen patrona.