
Al parecer, después de tanto ruido y "pasiones desbordadas", todo va a quedar en un simple y sencillo tirón de orejas: "No lo vuelva a hacer Sr. Aznar o ya no lo dejamos entrar en México" y listo.El asunto parece haber encontrado una solución expedita y politicamente correcta con la que se intenta cerrar en tema y pasar a otra cosa; por lo menos, asi lo desea el Secretario de Gobernación mexicano Carlos María Abascal Carranza.El problema se estaba convirtiendo en una "papa caliente" por el apasionamiento...