Desde que llegué a España me llamó poderosamente la atención el hecho de ver cómo, con singular desparpajo y naturalidad, los hombres pueden encontar en cualquier rincón el lugar perfecto para orinar a la vista de todo el mundo. Dejando a un lado la gran cantidad de madres que fomentan la practica de que sus hijos hagan del baño en la calle, a un lado de la acera y sin ningún reparo, no es dificil ver a jovenes y hombres maduros detenerse en cualquier espacio, semi-oculto, y ponerse a orinar sin ningún reparo (quizá porque desde pequeño se le inculcó que eso era normal y que podía hacerlo sin que nadie le dijera nada).
Evidentemente esto ni es una práctica generalizada, ni todos los españoles aplauden esa desagradable y antihigiénica práctica; pero lo que sí es verdad, es que sucede aqui en España con más frecuencia y con más "deshinibición" que en México, por ejemplo. No puedo hablar del fenómeno en otras latitudes pero sí puedo hablar de lo que he vivido y de lo que me ha tocado ver.
Ahora bien, si eso sucede en épocas normales, cuando llega a un día de fiesta, al botellón del fin de semana o cualquier evento masivo, el fenómeno aumenta en progresión geométrica. Sin ir más lejos, en los Sanfermines que acaban de pasar en Pamplona, el departamento del Interior del Gobierno de Navarra recogío una cantidad importante de denuncias por orinar en la calle:
Durante esta primera mitad de los Sanfermines 2005, la Policía Foral ha detenido a 14 personas, 4 por hurto, 2 por malos tratos, 2 por quebrantamiento de condena, 2 por alcoholemia y 4 más por diferentes motivos. Además, los agentes de la Policía Foral destacados en las calles de Pamplona han denunciado a su vez durante estos días a 30 ciudadanos por orinar en la vía pública y a otras 15 por infracciones relacionadas con drogas (consumo en vía pública o venta).
En Plascencia, hace unos pocos días la Policía ha capturado a un grupo de cuatro individuos por practicar esta anticívica actividad:
La Policía Local ha denunciado a varios individuos por orinar en la calle. Tres de ellos fueron sorprendidos por los agentes en la calle Melo, que es la vía de la zona de marcha en la que suelen concentrarse orines que ensucian la vía y la impregnan de mal olor. A un cuarto vecino le descubrieron cuando hacía lo propio en la avenida de la Vera.
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Y asi las cosas, podríamos seguir dando constancia aqui de tan problemática situación que se da a lo largo y ancho del territorio español. Porque al parecer, a pesar de los esfuerzos aislados de las fuerzas del orden, la gente sigue llevando a cabo esta práctica visual y olfativamente tan desagradable, sin que su propio sentido común se lo impida.
Otro día comentaremos aqui la costumbre, tambien muy extendida, de emplear las aceras de las calles como "cagódromos" particulares de perros domésticos que contribuyen a agudizar el problema de la suciedad en las aceras de pueblos y ciudades... pero eso será en otra ocasión.
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