No es que tengamos desde aqui una imagen completa y apegada a los hechos, pero desde hace unos días (el lunes para ser más precisos) hemos sabido a través de los
medios de comunicación de la detención de una chica que regresaba a España después de haber pasado en Cancún unos días de descanso disfrutando de su "luna de miel".
Ana María Ríos Bemposta es la joven gallega que fue detenida el pasado domingo en el aeropuerto de Cancún cuando se detectó que su equipaje contenía cartuchos de bala de distintos calibres (algunos de ellos percutidos) y un detonador de explosivos.
En todo momento, ella ha sostenido su inocencia y desconoce el orígen de tales objetos entre sus pertenencias.
Desde el momento de su detención se le ha retenido en un sector alejado del resto de reclusas, específicamente en la enfermería del penal, en donde incluso ya ha estado acompañándola su madre quien viajó desde Galicia para estar al lado de su hija.
Los abogados defensores aseguran que en pocos días saldrá en libertad al presentar las pruebas que estan preparando en donde se demuestra que la joven no tiene nada que ver con esas armas.
Lo cierto es que, fríamente, hay que analizar dos puntos de vista:
1.- Si ella no es responsable de transportar esos materiales explosivos en su maleta, habría que determinar a la brevedad posible quien y cómo pudieron "sembrarle" dichos materiales en su equipaje. Y, por tanto, actuar en consecuencia otorgándole la libertad inmediata.
2.- Demostrar, mediante pruebas periciales, que ella tiene que ver con el cargamento que contenía su maleta y que era consciente de su contenido.
En las próximas horas habrá que aclarar y establecer la realidad de cualquiera de estos dos puntos, porque no se puede mantener en estado de indefensión a una persona que, ante la duda, no puede establecer aún su completa inocencia.
Mientras tanto, el gobierno de México ya evalúa los daños "colaterales" de dicha situación. El "ruido mediático" puede provocar efectos negativos en la región.