Y hago la presente distinción a raíz de una noticia con la que me he topado el día de hoy y que aparece en un medio Suizo y que, como núcleo principal, dice:
En el Parque EcoAlberto, a unos 168 kilómetros al norte de Ciudad de México, la comunidad indígena hñahñu le ofrece a los turistas y curiosos una prueba de las dificultades que pasan los emigrantes, muchos de los cuales mueren de sed, cansancio, ahogados o son atrapados por las autoridades en su camino.
Mientras el grupo se escondía, dos hombres vestidos con chaquetas militares con banderas estadounidenses cosidas en el hombro salieron de la vegetación llevando linternas, y hablando con un fuerte acento estadounidense: "Guys (chicos) salgan de ahí, es muy peligroso, vengan, tenemos agua, comida para ustedes".
Sólo el silencio les respondió y al poco rato dejaron el camino libre para que el grupo continuara su marcha.
"Esta experiencia es para concienciar a las personas que quieren cruzar hacia el otro lado", dijo a Reuters Javier García, uno de los guías de la "caminata nocturna" del parque, oculto tras un pasamontañas y un sombrero de ala ancha.
El año pasado alrededor de 1,2 millones de inmigrantes ilegales fueron sorprendidos cruzando la porosa frontera de México con Estados Unidos, de 3.200 kilómetros de largo. La mayoría atraviesa por el desértico sur del estado de Arizona.
Me he quedado boquiabierto ante tal información porque, no sé si ésta posibilidad de convertirse en "inmigrante por un día" tiene su orígen en la motivación de "entrenar" y "adiestrar" a todos aquellos asiprantes a internarse de manera ilegal en territorio norteamericano, o es más bien una nueva opción de turismo alternativo en donde privan actividades extremas para soltar adrenalina y "superar" así el stress cotidiano que se vive al ser ejecutivo de una empresa transnacional.
¡Que fuerte, la verdad!
¿Cuanto faltará para que en algún país subsahariano pongan un campo de "practicas" similar?